La sémola es el producto molido del trigo o de otro cereal, ya sea arroz, maíz, centeno o espelta. Desde hace algún tiempo su uso habitual en sopa o como guarnición ha hecho un salto espectacular y son muchas las recetas que lo incluyen como ingrediente básico.
Toma nota de sus posibilidades en la cocina y recuerda que es un alimento excepcionalmente nutritivo y muy beneficioso para el organismo.
El origen del término sémola es italiano y proviene del latín simila, que significa flor de harina. En general, las sémolas tradicionales y las preparadas en forma de polenta o cuscús permiten hacer platos nutritivos y sabrosos en menos de 10 minutos sin perder las cualidades del maíz o del trigo en grano, que requieren cocciones bastante largas.
5 sémolas altamente saludables
De maíz o polenta: energía y buen humor
La
polenta está deliciosa y es perfecta para ofrecer a los niños cuando empiecen a comer sólido, gracias a su textura suave y su sabor dulce. Además, contiene azúcares naturales que se liberan lentamente y mantienen estables los niveles de azúcar en sangre.
El maíz es un cereal rico en vitamina B1, la falta del cual produce síntomas de depresión, cansancio, estrés o poca capacidad intelectual. Así mismo, esta vitamina es necesaria para que el cuerpo transforme los alimentos en energía y el cerebro absorba la glucosa.
Descubre cómo utilizarla en la cocina siguiendo esta
técnica.
De arroz: sin gluten
Tiene un valor nutricional único, ya que aporta minerales (calcio y hierro) y vitaminas (niacina, vitamina D, tiamina y riboflavina), además de ser una excelente fuente de fibra y contener muy pocas grasas saturadas y colesterol, por lo que es un alimento saludable para el corazón. Igualmente, la sémola de arroz no contiene gluten y es altamente digestiva.
Es ideal para elaborar sopas, cremas o papillas y también se usa para rebozar. Hay que hervirla durante 20 minutos, aproximadamente, en agua o caldo vegetal, con o sin verduras troceadas.
De trigo integral: fuente de fibra
Es la
sémola de trigo duro integral, mezclada y trabajada con harina y tamizada diversas veces hasta conseguir los granos de sémola, que pueden ser más finos o más gruesos. Su sabor es neutro, aunque tiene un ligero sabor y aroma de frutos secos cuando se tuesta.
El trigo en grano requiere una cocción larga. Primero tiene que estar una noche en remojo y después se tiene que hervir durante dos horas. Por este motivo, la mayoría de las culturas ha incluido la sémola en su dieta de manera que la preparación sea más simple.
La sémola de trigo integral es rica en hidratos de carbono, que proporcionan energía inmediata, y en proteínas, que refuerzan los músculos. Importantísima es también la fibra que contiene: soluble (reduce el colesterol) y, sobre todo, no soluble (alivia el estreñimiento). Además, es refrescante y ayuda a calmar la mente y a relajarse.
De trigo blanco: ligera y fácil de digerir
La
sémola de trigo blanco es apta para todas las edades, pero al tener gluten no la pueden tomar los celíacos.
Tanto el cuscús como el blanco admiten múltiples preparaciones culinarias que hacen más variada y sabrosa la dieta. Se puede comer fría o caliente, en ensalada, como primer plato, como acompañamiento de un segundo o como ingrediente de postres dulces mezclado con frutos secos y especias.
Prepara esta deliciosa receta de
cuscús con calabaza y garbanzos.
De espelta: más hierro que la carne
Como la
espelta es una variedad de trigo, no ha sido difícil prepararla en forma de cuscús. Lo más interesante de la espelta es la cantidad de nutrientes que aporta en comparación con el trigo, por eso se presenta sólo en la versión integral, para aprovechar todo su potencial. Por ejemplo,
es rica en vitamina A, B y E y en minerales, como el fósforo y el hierro, del cual aporta el doble de cantidad que la carne.
Disfruta con esta receta de
sopa con cuscús, boniato y shiitake.