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La alcachofa es uno de los vegetales típicos de la primavera por sus beneficios depurativos del hígado. Según la medicina tradicional china, la alcachofa tiene un sabor amargo, considerado para enfriar el cuerpo. Por ello se recomienda a personas con sobrepeso y exceso de calor. Además, nos ayuda a bajar el azúcar en sangre y el colesterol.
La chef Mireia Anglada te muestra la técnica de cocina para limpiarla, cocinarla en blanco, confitarla y aprovechar las hojas. Siempre teniendo en cuenta la premisa de mantener intactas sus propiedades nutricionales.
Mientras las vas limpiando, para evitar que se oxiden, sumérgelas en un bol con agua y perejil, ya que tiene una enzima que evita la oxidación del producto. También se puede añadir un chorro de limón, pero aportará un sabor más ácido.
Con la cocción en blanco lo que conseguimos es evitar que las alcachofas se oscurezcan.
En vez de hervir la alcachofa en agua, lo haremos en aceite. Para comprobar la temperatura a la que está el aceite podemos utilizar un termómetro o un ajo.
Como este aceite no ha sido sobre calentado se puede utilizar para cocinar (para una carne o un pescado a la plancha, para una vinagreta). Además, contendrá las fantásticas propiedades de la alcachofa.
Prepara un caldo depurativo y desintoxicante que podrás tomar a cualquier hora del día.
La alcachofa es una hoja amarga, pero cuando la hervimos liberamos la inulina y lo que conseguimos es que se convierta en un alimento de sabor dulce.
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