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Seguir una dieta variada, de temporada y llena de color, es una manera fantástica de incrementar la presencia de antioxidantes en el organismo y contrarrestar los efectos negativos de la ajetreada vida actual.
Uno de los motivos principales para subrayar la importancia de una buena alimentación en el cuidado de la salud menstrual es la acción protectora que ejercen los alimentos antioxidantes.
En general, formamos parte de una sociedad estresada que mayoritariamente vive en entornos urbanos, expuestos diariamente a más contaminación de la que pensamos. Todo esto afecta a la salud hormonal; pero afortunadamente puedes paliar los efectos negativos alimentándote conscientemente.
Para conseguirlo, tienes que incorporar en la dieta alimentos crudos y frescos (ya sea comiendo fruta fresca o verdura cruda en una ensalada) porque los antioxidantes son sensibles al calor y se pueden degradar durante la cocción. Por ejemplo, tomar zumos o batidos verdes hechos en casa es una buena manera de obtener más nutrientes antioxidantes.
Sin duda, es uno de los antioxidantes más importantes: mejora los niveles hormonales y aumenta la fertilidad en mujeres con problemas en la fase lútea porque incrementa los niveles de progesterona de manera natural.
Se encuentra en abundancia en los cítricos, la col, el pimiento rojo, el brócoli, los arándanos, la patata, el tomate y el kiwi.
Otra vitamina antioxidante que mejora la salud hormonal. Así mismo, contribuye a reducir la anemia, mediante la prevención del daño oxidativo en los glóbulos rojos, por lo cual es muy beneficiosa para las mujeres con menstruaciones abundantes. Además, numerosos estudios de fertilidad afirman que cuando esta vitamina se encuentra equilibrada en el organismo, la tasa de abortos involuntarios baja.
Las principales fuentes de este nutriente son los aceites vegetales crudos, los cereales integrales, las verduras de hoja verde y los frutos oleaginosos sin tostar: nueces, almendras y semillas de lino, calabaza y girasol.
Puede que te suene de los anuncios de cremas, ya que muchas antiarrugas la incluyen en la fórmula porque da energía a las células (incluso las del sistema reproductor femenino). Sus niveles disminuyen de manera natural con la edad, sobre todo a partir de los 35 años, por lo cual, su aportación resulta imprescindible a medida que pasa el tiempo.
La puedes encontrar en alimentos de origen animal, como los pescados grasos (salmón, trucha, arengue), marisco y vísceras, pero también verduras de hoja verde (brócoli), zanahorias, legumbres, semillas y frutos secos sin tostar.
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