Azukis, una legumbre roja típica de los países orientales, muy apreciada gracias a su riqueza en nutrientes y a sus grandes beneficios. Tiene un sabor particular y se puede utilizar tanto para recetas dulces como saladas.

Estas legumbres en forma de riñón
se pueden preparar de diferentes formas: en sopa, en puré, en ensaladas, con arroz, y también son un excelente ingrediente de pasteles y postres. Por ejemplo, quedan deliciosas en estofado con romero, fritas en aceite de oliva o en una sencilla ensalada con salsa de soja, vinagre de arroz, cebolla, cilantro, romero, aceite de sésamo y sal marina. A la hora de cocinarlas recuerda que una taza es suficiente para cuatro personas. La proporción es de tres tazas de agua por una de azukis y si quieres hacer una sopa la proporción de agua sube a 5 tazas. Prueba esta receta de la foodblogger Green Mama:
albóndigas de azukis.
La medicina tradicional china y la macrobiótica recomiendan el consumo de azukis para
fortalecer el riñón, ya que tonifican el sistema urinario. Junto con las lentejas y los garbanzos, son una de las legumbres que tendríamos que consumir con más frecuencia. Tienen la ventaja de ser
fácilmente asimilables por el organismo y no producen gases intestinales ni flatulencias, como pasa con la mayoría de legumbres. Además, a pesar de ser dulces, no tienen un alto contenido de azúcar.
Por regla general, tenemos que comer legumbres dos veces por semana y no perder este hábito cuando llega el buen tiempo, ya que resultan deliciosas en ensaladas frías o mezcladas con cremas de verduras.
Consejos para la cocción de los azukis
- El remojo es imprescindible: requieren de unas 12 horas en remojo para que penetre el agua en el interior y se cuezan con más facilidad. Al hacerlo así podremos disponer de féculas y proteínas en condiciones de ser incorporadas al organismo a través del aparato digestivo. El agua debe ser lo más pura posible sin añadir sal (ralentiza el reblandecimiento y altera el sabor). Ten en cuenta que aumentan de tamaño, así que es mejor ponerlos en un recipiente amplio y cubrir con el triple de agua. Antes de cocinarlos, escúrrelos y pásalos por agua fría para eliminar los azúcares que sueltan durante el remojo.
- Añade alga kombu al agua de cocción: una vez limpias, remojadas y escurridas, se ponen al fuego con el agua o el caldo frío (nunca en caliente) y sin sal para que la piel no se endurezca. Al mismo tiempo, se pueden añadir el resto de ingredientes y un poco de alga kombu para que sean más digestivas. La sal déjala para el último momento.
- Siempre a fuego lento: la olla de presión y los recipientes con cierre hermético son buenos para acortar el tiempo de cocción y conservar las propiedades nutritivas, aunque no son imprescindibles. Si escoges la olla tradicional durante los primeros diez minutos tienen que hervir a fuego rápido y sin tapar, después de la cocción tiene que continuar a fuego lento y continuo para que no se rompa la piel.