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Descubre cómo cocinar el trigo sarraceno para aprovechar sus cualidades nutritivas y sus propiedades revitalizadoras del organismo.
Su sabor rústico puede sorprender al principio, pero rápidamente se integra en la dieta diaria hasta resultar imprescindible.
También conocido como alforfón, el trigo sarraceno es un pseudocereal con propiedades y nutrientes muy interesantes.
Uno de sus rasgos característicos es su gran versatilidad en la cocina: se puede consumir en grano, harina, soba, copos y creps.
A la hora de cocinar el grano entero, la cantidad de agua y la técnica de cocción van a determinar el resultado final.
Comienza con un lavado previo y un ligero tostado en seco, a fuego fuerte y removiendo. Este proceso hace que sea más sabroso y digerible, sin nada de materia grasa.
Después agrega de 2 a 3 tazas de agua por cada taza en grano (con menos agua se consigue una cocción para guarnición y con más agua se obtiene una consistencia más cremosa, para guisos, por ejemplo).
Lleva a ebullición, baja el fuego y deja cocer unos 20 minutos, hasta que el agua se absorba.
Con esta técnica queda muy suelto. Un buen consejo es untar el grano con un poco de aceite para que los sabores que pongas en el agua (tomillo, laurel…) se mezclen con el vapor y se queden impregnados en el cereal de forma sutil.
Otra forma de cocción es dejarlo hidratado unas 12 horas con agua (con una proporción de una medida de agua por media de cereal) y luego cocerlo con un poco más de agua (una proporción más) durante 1o minutos para acortar la cocción.
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