Las lentejas tienen muchas posibilidades en la cocina y nos permiten elaborar un montón de recetas diferentes: estofados, sopas, guisos, pasteles salados, hamburguesas, ensaladas… Y, si las combinamos con cereales o semillas obtendremos una proteína completa y muy nutritiva.

Se caracterizan por absorber fácilmente los sabores de los alimentos con los cuales se cocinan y por eso es importarte comprarlas bien frescas. Si están en condiciones óptimas notarás una ligera fragancia a nueces.
Se recomienda consumir legumbres dos veces por semana. En nuestras tiendas encontrarás diferentes variedades:
- Pardina: es de medida pequeña y de color marrón.
- Coral o roja: de color salmón, sin piel y partida por la mitad. Como se deshace durante la cocción, resulta ideal para sopas y cremas.
- Dupuy: verdosa y muy sabrosa.
Cómo cocinar las lentejas
Una taza de legumbres es suficiente para cuatro personas, y la proporción de agua es de tres tazas de agua por una de legumbre, pero si quieres hacer una sopa, pondrás cinco tazas de agua por una de legumbres
- Cúbrelas con agua fría: antes de empezar a cocinarlas hay que cubrirlas con agua fría unos minutos. El agua tiene que ser lo más pura posible, y no añadas ni sal ni bicarbonato. Después, escúrrelas y pásalas por agua fría para eliminar los azúcares que han soltado durante el remojo.
- Siempre a fuego lento: hay que ponerlas al fuego con agua o el caldo frío y sin sal. Al mismo tiempo, puedes añadir el resto de ingredientes. Durante los primeros diez minutos tienen que hervir a fuego rápido y sin tapar, pero el resto de la cocción será a fuego lento y continuo para que no se rompa la piel. La sal se tiene que añadir en el último momento para evitar que las lentejas se endurezcan.
- Olla hermética: la cocción no se tiene que hacer necesariamente en una olla de presión o con cierre hermético, aunque es una buena opción si quieres acortar el tiempo de cocción y conservar las propiedades nutritivas de las legumbres.
Si quieres que sean más digestivas, las puedes cocer con un trozo de alga kombu, que ayuda a ablandar las fibras. Y si añades semillas carminativas, como el hinojo, el comino o el aneto, prevendrás las incómodas flatulencias.
En caso de que las flatulencias persistan, tendrás que remojas las legumbres durante toda la noche y por la mañana lavarlas, escurrirlas y taparlas con un trapo de algodón húmedo. Hay que dejarlas así hasta el día siguiente (justo antes de que empiecen a germinar), y entonces las volverás a lavar y ya las podrás cocinar.
Recuerda que para obtener una proteína completa hay que combinarlas con cereales o semillas. Por ejemplo, puedes preparar una ensalada de lentejas y verduras troceadas con semillas de girasol y calabaza. Aliña con una vinagreta de aceite de oliva, vinagre de manzana, semillas trituradas y sal.
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recetas con legumbres.