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Lucía Redondo es doctora en Ciencias, dietista-nutricionista y experta en psiconeuroinmunología clínica, medicina tradicional china, naturopatía y nutrición ortomolecular. Se describe a sí misma como una “apasionada de la vida saludable, la naturaleza y los alimentos de calidad” y durante su conversación con Silvio Elías, cofundador de Veritas, nos explica la importancia de conocer y cuidar nuestra microbiota, así como la necesidad de abordar la salud de manera integrativa.
En su conversación con Silvio Elías, cofundador de Veritas, se ha centrado en hablar sobre la importancia de conocer y cuidar nuestra microbiota, así como la necesidad de abordar la salud de manera integrativa.
S. E.: En los últimos años, la microbiota ha suscitado un gran interés. ¿Dirías que es el campo que más avances está experimentando? ¿Queda mucho por descubrir?
L. R.: Es cierto que se han llevado a cabo numerosos estudios, pero todavía conocemos muy poco al respecto. Se han realizado análisis de la microbiota y de los microbios presentes en el tracto digestivo para comprender cómo nos afectan, y aunque pueda parecer algo novedoso, no lo es. En la medicina tradicional china, por ejemplo, ya se empleaban los trasplantes fecales, administrando a los enfermos la llamada “sopa amarilla”, y los resultados eran espectaculares.
S .E.: Actualmente, se están estudiando minuciosamente los microbios…
L. R.: Efectivamente, aunque hemos adoptado un enfoque demasiado analítico, ya que lo importante no es solo qué microbios están presentes, sino entender cómo funcionan. Por ejemplo, se puede tener una microbiota no muy saludable, pero puede actuar de forma beneficiosa si existe un contexto adecuado. Por eso, la medicina integrativa es tan relevante a la hora de buscar ese contexto y trascender el mero análisis de los microbios.
S .E.: ¿A qué te refieres con “contexto”?
L. R.: El contexto son los hábitos de vida y si estos son saludables –deporte, buen descanso, contacto con la naturaleza, alimentación equilibrada…– los microbios estarán “contentos”. Así, no basta con tomar probióticos si el problema es la falta de los microbios adecuados en el intestino; hay que realizar un trabajo más amplio, que incluya cambios específicos. Y los trasplantes de heces son muy prometedores porque no se trata solo de una bacteria o de un grupo de bacterias, sino de todo un ecosistema, lo que aumenta las probabilidades de que se adhieran a la mucosa intestinal.
S .E.: ¿Cómo se llevan a cabo los trasplantes de heces?
L. R.: Por lo general, se utilizan las heces de un niño o un bebé de la misma familia, preferentemente de aquellos que están sanos y han nacido por parto natural. Existen dos formas de realizarlo: se pueden encapsular las heces y tomarlas, o bien introducirlas por vía rectal mediante una colonoscopia.
S .E.: Hablemos del SIBO. ¿Qué es y cómo se trata?
L. R.: SIBO son las siglas en inglés de ‘sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado’ y, con el tiempo, ha pasado a ser un concepto que nos lleva a hablar de una disbiosis en el intestino delgado. Si nos centramos en el aparato digestivo, vemos que el estómago alberga cierta cantidad de microbios, en el intestino delgado hay un poco más y en el colon es donde se encuentra una colonización significativa.
Sin embargo, en ciertas circunstancias, ocurre un crecimiento excesivo de microbios en el intestino delgado, que no deberían estar allí, y esto puede generar gases y otras molestias.
Lucía Redondo, doctora en Ciencias, dietista-nutricionista
S .E.: ¿Es un problema común?
L. R.: En realidad, más de lo que uno se imagina. Por ejemplo, el síndrome del intestino irritable es un SIBO en la mayoría de las ocasiones; en esencia, es un conjunto de síntomas que se ajustan a una definición preestablecida, pero no tiene una solución clara. Nosotros lo abordamos como una disbiosis en el intestino. ¿Cómo? Buscando las causas, modificando el contexto al que nos referimos anteriormente y tratando de determinar qué tipo de disbiosis está presente.
S .E.: ¿Se obtienen buenos resultados?
L. R.: Sí, pero es importante tener paciencia. Si bien en algunos casos se logran resultados rápidos, cuando los problemas han estado presentes durante mucho tiempo, no se pueden esperar mejoras en cuestión de semanas. Se requiere tiempo para ir modificando la microbiota y, sobre todo, debemos aceptar que no existe una pastilla mágica ni que un probiótico por sí solo puede curar el SIBO.
S .E.: Explícame cuál es el papel de los tóxicos y de qué manera podemos deshacernos de ellos.
L.R.: El hecho de que sean invisibles dificulta concienciar a las personas de que no solo se encuentran en los alimentos. Si bien eliminarlos por completo es muy difícil, sí podemos trabajar para reducir la carga tóxica, especialmente si existen problemas digestivos o dificultades en la capacidad de desintoxicación del hígado.
Nos enfrentamos a uno de los principales factores que alteran la microbiota, la permeabilidad del intestino y las mucosas.
Lucía Redondo, doctora en Ciencias, dietista-nutricionista
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