Entrevistas

Esther Vivas: «El campo tiene nombre de mujer, pero es un nombre invisible»

Esther Vivas és autora de libros como “Mamá desobediente” y “El negocio de la comida”, que se han convertido en verdaderas referencias en el mundo de la maternidad, el feminismo y el consumo responsable y justo. Aprovechando la iniciativa “Provoquemos un cambio”, hablamos de las contribuciones que podemos hacer las personas, las empresas y los gobiernos para fomentar un modelo de consumo más sostenible y justo.

Imagen de Mireia Bordonada

Esther Vivas, periodista y escritora

¿Qué deberíamos pedir o exigir a una empresa antes de decidir comprar sus productos?

Si hablamos de alimentación, hay un aspecto de responsabilidad medioambiental, y eso implica que la empresa debe fomentar la producción, la distribución y el consumo de alimentos elaborados a nivel local y que hayan sido retribuidos de manera justa. Y también debemos tener en cuenta el impacto en clave de género de esa empresa: ¿Se trata de una empresa que permite la conciliación real y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres? Si hablamos de una empresa que distribuye alimentos de consumo, ¿se ha tenido también en cuenta el campo en clave femenina?

Háblame un poco del papel de la mujer en el campo.

El campo tiene nombre de mujer, pero es un nombre invisible. A lo largo del tiempo, muchas mujeres han trabajado con sus parejas hombre en el campo y el único que cotizaba en la seguridad social era él, mientras que ellas no constaban en ningún sitio. Y una vez que han llegado a la edad de la jubilación, esta no se ha correspondido con el Trabajo que han llevado a cabo.

Si tenemos una mirada más global, hoy en día el 60% de la producción agraria está en manos de las mujeres, pero, al mismo tiempo, un 60% de las mujeres y los niños sufren hambre crónica. Eso pasa porque, a pesar del peso tan importante de la mujer en el mundo agrario, no tiene acceso a la propiedad de la tierra, ni a los medios de producción ni al crédito agrícola.

Esther Vivas

¿Cuál es tu opinión de las iniciativas para reducir el IVA de los pañales o los productos de higiene femenina?

Iniciativas como esta muestran el impacto del movimiento feminista. La nueva oleada feminista que hemos vivido en los últimos años ha sacado del armario una serie de temas tabú, como el placer femenino, la menstruación o la maternidad, y ha puesto de manifiesto la importancia de hacerlos visibles. Una de las consecuencias han sido las propuestas para reducir el IVA de los productos de higiene femenina, y el Estado debería fomentar estas políticas. Vivimos en una sociedad en la que se estigmatizan muchos de los ciclos vitales de las mujeres, como la menstruación o la menopausia. Y todo eso, además, va asociado a unos costes económicos que tienen que ver con el cuidado de esta higiene sexual femenina, lo que se debería entender como una necesidad básica y debería tenir una política legislativa propia.

Provoquemos un cambio

En Veritas reducimos el IVA de los productos de higiene femenina y los pañales infantiles

Déjame hacer de abogado del diablo: los hombres también tenemos cosas propias y nadie nos rebaja el IVA de nada.

Cuando hablamos de higiene femenina también estamos hablando de la reproducción: la capacidad de las mujeres de menstruar es la que nos permite también quedarnos embarazadas y tener hijos. Y hay una contribución básica de las mujeres hacia la reproducción humana que también ha sido poco valorada, que no creo que se tenga que idealizar, pero sí hay que reconocer el valor social, político y económico que tiene.

Así mismo, es importante apostar por productos que tengan en cuenta el impacto medioambiental.

Por supuesto, pero esto exige, más allá de la responsabilidad individual que podamos tener como consumidores, políticas que reduzcan el precio de determinados productos y que den importancia a aquellos que generen un menor impacto ambiental. Por ejemplo, la alimentación más sostenible para un bebé es la lactancia materna: no genera residuos, es un alimento km 0, no provoca gases de efecto invernadero…, pero, para poder amamantar, hacen falta políticas que lo apoyen, y con una licencia de maternidad de 16 semanas es muy difícil poder amamantar en exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé, como nos recomiendan. Cuando optamos por un modelo más sostenible, eso también implica más recursos económicos y más disponibilidad de tiempo para poder llevar a cabo esta práctica.

¿Tienes la sensación de que los gobiernos nos piden que seamos más sostenibles pero que nos trasladan casi toda la responsabilidad?

Sí, e incluso iría más allá: además en cierta manera nos culpabilizan. Eres tú quien tiene que llevar a cabo esta práctica responsable en esta clave social y ambiental y, si no lo haces, entonces lo estás haciendo mal.

Por eso es importante politizar nuestras prácticas en relación con el consumo o la maternidad, porque vienen muy determinadas por el contexto social o económico en que nos encontramos y esto también limita nuestro margen de acción.

Esther Vivas
Entrevista de ADAM MARTÍN. Director de “Sans i estalvis” en Catalunya Ràdio