Hemos preparado un recopilatorio de los aditivos de mayor uso en la alimentación no ecológica: colorantes, conservantes, emulgentes, potenciadores del sabor, etc. Descubre en qué alimentos se utilizan y qué efectos nocivos tienen en la salud.
Los aditivos pueden afectar a tu salud
Colorantes sintéticos
Son sustancias de procedencia química utilizadas para aumentar o dar color a los alimentos; añaden o devuelven color a un alimento para darle un color atractivo o diferente de lo habitual. Los más conflictivos son los siguientes:
Tartracina: es de color amarillo intenso a naranja brillante, se obtiene derivada del petróleo y pertenece al grupo de los colorantes azoicos. Está relacionada con el síndrome del TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) en los niños, sobre todo cuando se usa en combinación con los benzoatos (E210-215), que son conservantes. Se emplea en bebidas, purés instantáneos, patatas fritas, repostería, helados, caramelos, chicles, mermeladas, yogur y gelatinas.
Colorantes azoicos (E102, E104, E110, E122, E124, E129): utilizados para obtener el color de los dulces, bebidas, etc. Se han relacionado con reacciones alérgicas.
Cochinilla (E120): de color rojo. También conocida como carmín o ácido carmínico. Se obtiene aplastando insectos y está relacionada con alergias y otros problemas de la piel y con el aumento del riesgo de hiperactividad infantil. Se utiliza en batidos, yogures, golosinas, gelatinas, helados, etc.
Azorrubina (E122): de color rojo a marrón. Se obtiene derivada del naftaleno y está prohibida en varios países.
Amaranto (E123): de color rojo a morado. Se obtiene derivada del naftaleno y está prohibida en varios países por alteraciones en los cromosomas.
Eritrosina (E127): de color rojo a violeta. Relacionada con alteraciones de la función tiroidea y fotosensibilidad.
Rojo allura, azul brillante y marrón (E129, E133 y E155): empleados para colorear carnes frescas y otros productos cárnicos.
Caramelo (E150): de color marrón oscuro, se emplea en la elaboración de panes no ecológicos, para potenciar el color oscuro relacionado con el empleo de variedades de cereal. También en refrescos, galletas, vinagres balsámicos, etc.
Negro brillante (E151): se obtiene derivado del petróleo. Se convierte en tóxico por la acción del calor, pudiendo producir reacciones alérgicas.
Colorante negro (E153): obtenido de las cenizas al quemar madera u otros residuos vegetales. Prohibido en varios países.
B-caroteno (E160): confiere a frutas y verduras tonos entre amarillos, anaranjados y rojizos. En cantidades elevadas puede ocasionar graves intoxicaciones.
Cantaxantina (E161g): de color amarillo anaranjado. Muy utilizado en el alimento para peces de piscifactoría y gallinas de puesta, para intensificar el color de sus carnes y de la yema de huevo.
Dióxido de titanio (E171): utilizado para blanquear alimentos y productos de horno. Prohibido en Europa a partir del 8 de agosto de 2022 por su posible peligro para la salud animal, medioambiental y humana.
Uso del colorante E150 en panes no ecológicos para potenciar los tonos oscuros
Conservantes que mantienen el aspecto exterior
Los conservantes de carácter antimicrobiano protegen contra el ataque de microorganismos nocivos que pueden alterar los alimentos (hongos y levaduras) o causar una intoxicación alimentaria (bacterias). En las cantidades normalmente utilizadas, no eliminan los microorganismos, sino que impiden su proliferación, por lo que su uso racional es útil y permite evitar riesgos, aunque en ocasiones pueden emplearse para enmascarar deficiencias en el proceso de producción de los alimentos. Los conservantes del tipo antioxidante se usan para evitar la oxidación de los alimentos grasos. Muchos productos grasos vegetales contienen sus propios antioxidantes naturales, aunque algunos se pierden en el proceso de elaboración, por lo que es necesario reemplazarlos de manera artificial.
Ácido sórbico y sus sales, los sorbatos (E200-203): se emplean en bebidas, derivados cárnicos, lácteos y repostería. Su uso está autorizado en todo el mundo.
Ácido benzoico y sus sales, los benzoatos (E210-213): utilizados en la conservación de marisco, zumos y mermeladas. En dosis pequeñas pueden producir asma, urticaria y reacciones alérgicas. Se ha disminuido el contenido total permitido en los alimentos.
Sulfitos (E220-228): obtenidos por la combustión de minerales con azufre. Pueden potenciar los síntomas en personas con asma. Se debe indicar su presencia en los alimentos de forma clara y destacada.
Bifenilo y derivados (E230-233): se obtienen derivados del petróleo. Se emplean para prevenir moho y hongos en frutas. Pueden producir irritaciones en ojos y nariz.
Sales sódicas y potásicas de nitritos y nitratos (E249-252): actúan como sal en la curación de algunos quesos y embutidos cárnicos. Su uso como aditivos presenta, principalmente en bebés y niños, riesgo de sufrir problemas relacionados con los glóbulos rojos.
Ácido acético y sus sales (E260-263): se emplean para prevenir hongos y bacterias en conservas, panadería y encurtidos.
Ácido ascórbico o vitamina C y sus sales (E300-304): se pueden obtener de forma natural o sintética. Son utilizados como antioxidante en bebidas, productos cárnicos, etc.
Tocoferoles o formas de vitamina E (E306-309): se obtienen de forma natural de semillas y tienen acción antioxidante. Se añaden en repostería, platos precocinados, etc.
Butilhidroxianisol (BHA) y butilhidroxitolueno (BHT) (E320 y E321): son de origen sintético y se utilizan como antioxidantes en productos sometidos a altas temperaturas. Pueden provocar asma, urticaria, aumento de colesterol, entre otros.
Lecitina (E322): se emplea como emulsionante y como complemento alimenticio debido a sus propiedades relacionadas con la disminución del colesterol y otras grasas.
Ácido cítrico y sus sales (E330-333): reguladores de la acidez y saborizantes. Son seguros, aunque no se recomiendan en grandes cantidades.
Ácido fosfórico y sus sales (E338-343): se utilizan como antioxidantes y correctores de la acidez en la elaboración de múltiples productos. Pueden provocar hiperactividad y problemas digestivos.
Tomates secos no ecológicos (izquierda), con conservantes que mantienen los colores rojos vivos, y ecológicos (derecha), sin el empleo de aditivos.
Emulsionantes, espesantes y estabilizantes
Se utilizan para modificar la textura de los alimentos elaborados, ya sea para aumentar su volumen, espesarlo o aumentar su cremosidad.
Ácido algínico y sus sales (E400-450): provienen de las algas marinas y se utilizan en cervezas, vinos espumosos, zumos, etc. En grandes dosis pueden tener efecto laxante.
Estearatos de polioxietileno (E431-E436): se utilizan en salsas y postres. Pueden producir reacciones cutáneas y problemas digestivos.
Polifosfato sódico, potásico y cálcico (E450-452): se usan como secuestrantes, estabilizantes y emulsificantes y para prevenir la pérdida de agua durante el procesamiento de algunos alimentos.
Carboximetilcelulosa y derivados (E460-E466): se utilizan como estabilizantes y espesantes. Tienen un efecto desconocido en humanos.
Mono y diglicéricos de ácidos grasos (E471-472): se usan en la elaboración de panadería y repostería para evitar que se sequen. Efectos secundarios en estudio.
Ésteres poliglicéridos (E475): se usan para mantener la humedad de los alimentos y evitar que queden secos. Consumidos en grandes dosis pueden tener efecto laxante.
Ésteres del propano (E477): faltan estudios pero se relacionan con problemas intestinales.
Potenciadores del sabor
Aumentan los sabores del alimento por medios artificiales y el consumidor no puede saber si el sabor se debe a la calidad del producto o a la utilización de estos compuestos.
Ácido L-glutámico y sus sales (E620 al E625): pueden ser tóxicos. Se encuentran en sopas deshidratadas, sazonadores para carne y pescado, aperitivos, alimentos precocinados, etc. Algunas personas presentan intolerancia a este aditivo y sufren problemas gastrointestinales, visión borrosa, dolores de cabeza, debilidad y/o sudoración.
Ácido guanílico y sus sales (E626-635): se utilizan como potenciador del sabor en derivados cárnicos, fiambres, patés, repostería, sopas y caldos deshidratados.
Edulcorantes artificiales
Los edulcorantes son los aditivos alimentarios que tienen más expansión, ya que se usan en la preparación de alimentos bajos en calorías o como alternativas al azúcar.
Aspartamo (E951): es un edulcorante sintético bajo en calorías. Puede tener efectos laxantes y, al contener fenilalanina, una parte de la población puede sufrir problemas neurológicos.
Ácido ciclámico y sus sales ciclamato de sodio y calcio (E952): son edulcorantes sintéticos bajos en calorías y están relacionados con el aumento del riesgo de cáncer.
Sacarina y sus sales de sodio, potasio y calcio (E954): son edulcorantes sintéticos bajos en calorías y están relacionados con el aumento del riesgo de cáncer. En algunos países está prohibido su uso.
Fuente: M. D. Raigón – Dto. Química de la Escuela Técnica Suprior del Medio Rural y Enología. Universidad Politécnica de Valencia.
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