Pan de trigo sarraceno, un manjar perfecto para acompañar tanto alimentos dulces como salados. El paladar rústico del trigo sarraceno mezclado con el sabor suave del trigo da lugar a un pan con sabor a “tierra”, con mucha personalidad y delicioso.

El trigo sarraceno es un pseudocereal original de Asia, que en su día fue muy consumido en todo el mundo, pero el imparable consumo de trigo fue desplazándolo lentamente quedando relegado a regiones muy concretas.
A pesar de su nombre, ni es pariente del trigo ni es un cereal, ya que procede de la familia de las poligonáceas y no de las gramíneas. Sin embargo, como sus
propiedades nutricionales son similares a las de los cereales se suele encontrar junto a los mismos: arroz, avena, mijo…
Actualmente, el mercado ecológico lo ha rescatado por su enorme potencial para la alimentación humana y forma parte del grupo de los cereales sin gluten incorporados a recetas de pasta, creps, bebidas vegetales, tortitas y, por supuesto, panes.
Pan de trigo sarraceno
En Veritas hacemos el pan mezclando harina de trigo y de trigo sarraceno casi a partes iguales y añadiendo masa madre de trigo, sal y aceite de girasol de primera presión en frío.
Gracias a la fermentación y a la mezcla, en las proporciones adecuadas, de ambas harinas conseguimos una textura densa, pero no demasiado compacta, y un pan que se conserva tierno varios días.
Consistente y con mucha personalidad, este pan redondo rústico y con sabor a “tierra” se puede tomar con dulce y con salado según se quiera, ya que combina con ambos sabores.
Trigo sarraceno, un alimento excepcional
El trigo sarraceno es muy rico en nutrientes, especialmente en fibra, un elemento que nuestro cuerpo ni puede digerir y que actúa como limpiador intestinal.
- Proteínas de alto valor biológico: no sólo tiene más proteína que muchos cereales, sino que estas contienen aminoácidos esenciales. En especial, lisina, que interviene en la formación de colágeno, una sustancia fundamental para huesos y cartílagos.
- Carbohidratos de absorción lenta: existen dos tipos de hidratos de carbono: los de absorción rápida y los de asimilación lenta. Los primeros (dulces, bollos, repostería) descompensan los niveles de glucosa en sangre y generan todo tipo de trastornos, además de obesidad. En cambio, los segundos (legumbres, cereales, verduras) se absorben paulatinamente y son la fuente más eficiente de energía.
- Muchas vitaminas y minerales: posee vitamina P, que está ausente en todos los cereales y es básica para la salud cardiovascular. Igualmente, aporta vitaminas E, colina, vitaminas del grupo B, ácidos grasos omega-6 y minerales, destacando su contenido en calcio, azufre, zinc, magnesio, fósforo y potasio.
Descubre los
beneficios de un pan ecológico.