Los antojos en sí mismos no son un problema, el problema es que nos apetezcan productos que no encajan en una alimentación equilibrada y saludable. Para superar las ganas de comer procesados como chips, bollería hecha con harinas y azúcares refinados o comida rápida hay que
averiguar el porqué de ese deseo irrefrenable.

A menudo, los antojos de alimentos insanos van acompañados de atracones y, como consecuencia, de sensación de culpa y frustración. Los atracones se asocian a situaciones de ansiedad, pero también provienen del desequilibrio de los sistemas internos.
Qué esconden los antojos
El deseo puede partir de la inestabilidad que desencadena el exceso de alimentos que nos enfrían y que provoca que deseemos su opuesto, o viceversa, o porque se han ingerido ultraprocesados pobres en minerales, vitaminas y otras sustancias nutritivas. Por tanto, conocer el origen del capricho nos ayudará a regularlo y resistirlo.
Azúcares adictivos
Es sabido que
algunos alimentos y bebidas (por ejemplo, las bebidas carbonatadas con excitantes y mucho azúcar)
generan adicción y sensación de malestar cuando se dejan de tomar, sobre todo si se han estado consumiendo con cierta frecuencia. Al dejar de consumir azúcares refinados aparecen las ganas de tomarlos de nuevo, dolores de cabeza, cansancio y desánimo.
Estas sensaciones desagradables se pueden mitigar reinterpretando los deseos y comiendo frutas frescas y deshidratadas ecológicas, bebidas naturalmente fermentadas como la kombucha, infusiones, batidos, licuados, cereales integrales cocinados para potenciar su dulzor natural y alimentos ricos en carbohidratos complejos, como las legumbres, las hortalizas y los tubérculos, que proporcionan una energía estable, tranquila y duradera.
Carencias nutricionales
Igualmente, los antojos pueden ser de
alimentos muy salados y suelen estar ligados a manifestaciones de desequilibrios generados por carencias de minerales, vitaminas o proteínas. El primer paso es identificar qué nutrientes son deficitarios y cuáles se tienen en exceso.
Para calmar la apetencia de alimentos muy salados hay que reducir el consumo de dulces, alcohol, carnes rojas y cereales refinados, y
potenciar el consumo de algas, semillas, frutos secos, verduras y condimentos saludables (hierbas y especias naturales). Asimismo, se pueden añadir pequeñas cantidades de salsa de soja ecológica, miso y otros alimentos fermentados, que destacan por su sabor salado, como la ciruela umeboshi entera, en puré o en vinagre.
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