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Sabrosos, jugosos y nutritivos, los tomates ecológicos aportan prácticamente el doble de vitamina C, más de un 40% de polifenoles y casi un 20% más de fibra que los no ecológicos. Además, son menos calóricos y tienen un sabor muy equilibrado.
Aunque gracias al cultivo de invernadero hay tomates todo el año, su temporada natural tiene lugar en los meses estivales y es entonces cuando los expertos en producción ecológica recomiendan consumirlos, ya que están en su mejor momento. Su sabor inconfundible es el resultado de las concentraciones de azúcares y ácidos; en cuanto a los primeros, contienen principalmente fructosa y glucosa, con un mínimo nivel de sacarosa, y la proporción de azúcares aumenta a medida que maduran y luego se estabiliza, por lo que resulta crucial recolectarlos lo más cerca posible de su consumo. En términos de ácidos, el cítrico es el más abundante, seguido por el málico en pequeña cantidad, y la acidez evoluciona durante la maduración; en la primera fase, la concentración es máxima, pero mientras van madurando y aparecen los pigmentos rojos, la acidez disminuye hasta alcanzar un nivel débil cuando están completamente rojos.
Uno de los aspectos nutricionales más destacados es su contenido en sustancias bioactivas, como los carotenoides, que son indicadores de su gran actividad antioxidante y valor nutritivo. Los tomates y los alimentos a base de tomate se consideran saludables por varias razones: tienen un bajo aporte calórico y de grasa, no poseen colesterol, son una buena fuente de fibra, son ricos en vitamina C y gracias a la provitamina A se consideran una fuente extraordinaria de licopeno y carotenoides.
En el cultivo ecológico, los tomates tienen una mayor capacidad para sintetizar sustancias antioxidantes, vitamina C y polifenoles. De hecho, se ha observado que los tomates ecológicos contienen un 48.2% más de vitamina C y un 40.94% más de polifenoles en comparación con los no ecológicos.
Asimismo, se ha visto que los tomates ecológicos son ligeramente menos calóricos debido a su inferior nivel de hidratos de carbono. Sin embargo, presentan un mayor porcentaje de materia seca y un 19.6% más de fibra frente a los no ecológicos. Finalmente, los frutos ecológicos atesoran una mayor proporción en sólidos solubles, principalmente debido a los azúcares, y un valor de pH más alto; unos valores que influyen organolépticamente en un sabor más equilibrado (tabla 1).
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